La Escuela N° 38 de la Base Esperanza se ha sumado a la Carpa de la Dignidad

Recientemente, la Escuela N° 38 de la Base Esperanza, ubicada en la Antártida Argentina, se ha sumado a la Carpa de la Dignidad, como una iniciativa de acercar el continente blanco a los estudiantes y docentes de la región. En este contexto, José Peix, referente de Antártico en el Ministerio de Educación y Maestro Bicontinental, dialogó con nosotros sobre la importancia de la presencia educativa en este remoto lugar y los desafíos y aprendizajes que implica.
José comenzó su intervención explicando la relevancia de la presencia en la Base Esperanza: “Estamos desde el año 1997 como Ministerio de Educación, aunque la escuela comenzó en 1978 con el personal del ejército. Lo que más importa es la presencia y dejar claro que nuestra estadía en la base es ininterrumpida”, indicó. A lo largo de los años, el objetivo ha sido brindar un servicio educativo de calidad, tanto para los niños de la base como para los docentes que se suman a esta experiencia única.
Uno de los temas recurrentes en las consultas de estudiantes y docentes es la vida en la base. “Las preguntas más frecuentes incluyen cómo es la vida en la base, qué se come, cómo se convive, cómo es la vestimenta, y cómo funciona la escuela”, detalló José. Además, el interés de muchos docentes por formar parte de esta experiencia es notorio. Este año, la convocatoria comenzará para seleccionar a los docentes que viajarán en la campaña de 2026. El año pasado, 16 personas se inscribieron, y se espera que la cifra crezca.
“Para ser convocado, un docente debe ser de la provincia, estar casado con otro docente y al menos uno de ellos debe ser maestro de grado”, explicó Peix. Además, compartió su experiencia personal sobre cómo vivir en la Antártida cambia la perspectiva de los docentes, no solo en lo pedagógico, sino también en lo social y ecológico. “Es una experiencia única que te cambia la forma de pensar sobre el medio ambiente. Cuando estás allá, en medio de la nada, te das cuenta de lo que se puede cuidar y cambiar”, comentó.
La experiencia de trabajar en la Base Esperanza es tan impactante que muchos de los docentes que participan en la campaña desean volver. “El ir a la Antártida es una experiencia tan única que siempre se quedan con ganas de regresar”, añadió.
José también recordó que estarán presentes en la carpa de la Guerra, durante toda la semana, para que el público pueda conocer más sobre la Escuela N° 38 de la Base Esperanza y compartir esta historia educativa única.
Sin duda, la escuela en la Antártida representa no solo un desafío logístico y pedagógico, sino también un ejemplo de compromiso con la educación en uno de los lugares más inhóspitos del planeta.