En un libro, la historia del agronegocio en la Argentina

La docente e investigadora Carla Poth presentó este martes en Río Grande su libro “Agricultura, Ciencia y Poder”, donde aborda la historia y regulaciones del agronegocio en Argentina, con énfasis en las semillas genéticamente modificadas y su relación con los agrotóxicos. Antes del evento, habló con AIRE LIBRE FM.

“El libro de alguna manera lo que hace es un intento por hace historia, sistematizando información, cómo se fueron construyendo las diversas regulaciones y las políticas de Estado para el desarrollo del modelo del agronegocio en la Argentina. Y particularmente, si bien el intento es el de mirar el agronegocio desde una perspectiva integral, hago un fuerte foco en el marco del libro en lo que es la liberación de las semillas genéticamente modificadas que son parte del corazón del modelo del agronegocio porque son uno de los insumos fundamentales bueno, obviamente, la semilla utilizada para la producción de los diversos cultivos y que va marcando los ritmos de producción de la agricultura porque estas cenizas que son modificadas en el laboratorio a través de la investigación, la ruptura de la cadena de ADN además van asociadas”, dijo la autora, quien agregó que “porque la modificación genética que se les realiza tiene que ver con esto, van asociadas al uso de los agrotóxicos, entonces la cadena productiva empieza con la necesidad de los productores agropecuarios de acceder a estos insumos para la producción. Bueno, esa centralidad es lo que hace que yo cuando trate de visualizar qué es lo que pasa con la implementación del modelo del agronegocio en la década de los 90, no, porque la agricultura tuvimos siempre, pero la lógica específica de producción de los 90 cambia de manera radical, ya sabiendo cómo el Estado va generando los mecanismos que habilitan al uso de estas semillas y por lo tanto promueven y desarrollan esta nueva forma de pensar la agricultura en la Argentina”.

¿Qué son las semillas genéticamente modificadas?

“Para entender el uso de esta semilla lo que tenemos que hacer es irnos al laboratorio y al desarrollo del conocimiento científico. Lo que se hace con las semillas es manipular su cadena de ADN a través de las biotecnologías con el objetivo de meterle una característica a la planta que es de interés para quien la está desarrollando. Por eso yo decía que estas semillas solo pueden ser pensadas con la asociación con los agrotóxicos, porque a partir de la década de los 80s, 90s, las grandes corporaciones transnacionales productoras de agrotóxicos empiezan a investigar en biotecnologías para generar semillas que en su reconfiguración del ADN soporten un mayor uso de agrotóxicos.
Entonces, por dar un ejemplo que es como el ejemplo más conocido, la soja que se aprueba en el año 96 en Argentina, que es la hoja llamada RR de Monsanto, ahora de Monsanto Bayern, en ese momento era de Monsanto, fue modificada genéticamente en su cadena de ADN para soportar el glifosato que es un herbicida que mata todas las plantas que están alrededor pero como esta soja tolera ese agrotóxico no la puede matar.
Por eso yo decía marca los ritmos de producción porque a partir de ahí y del uso de esa semilla en el agro empieza a utilizarse mucho más glifosato, porque justamente, frente a la aparición de maleza, se podía tirar todo el glifosato que se quisiera porque nunca se mataba la planta de soja”.

Después, esos tóxicos llegan al cuerpo humano cuando consumimos todos estos productos.

“Sí, exactamente. Es lo que hace que después, digamos, hoy a partir de los 90, ya 30 años después casi aproximadamente, podamos dar cuenta de las enormes consecuencias ambientales y sanitarias, porque Esto mismo que se hizo con la soja y el Roundup y el glifosato digamos, se hace con un montón de agrotóxicos, con combinaciones de agrotóxicos, por ejemplo hoy en la Argentina tenemos más de 60 cenizas genéticamente modificadas en uso, habilitadas por el Estado argentino, que están asociadas, por ejemplo, en el caso del trigo, que se aprobó hace muy poquito, en el año 2019, asociadas al glifosato y al glufosinato, que es un producto herbicida mucho más potente que el glifosato. Entonces, ahí hay una combinación, nosotros decimos que somos una especie como de cóctel de agrotóxicos, porque todo el tiempo eso es utilizado y estamos expuestos de manera directa pero además como bien decís vos, son tóxicos que tienen ya hoy podemos decir que tienen una persistencia y esa persistencia llega a nuestros platos, a nuestros alimentos”.
(🎙) Aire Libre FM 96.3: