Una calle de Andorra llevará el nombre de Natalie Goodall

En primer término el concejal Silvio Bocchicchio (PSP) propuso la incorporación de la bióloga RAE NATALIE PROSSER DE GOODALL, recientemente fallecida, al Registro Permanente de Propuestas de Nominación de calles a fin de imponer a un espacio público de la ciudad el nombre de la científica.

En su proyecto, el edil solicitó además “reconocer y destacar la trayectoria en la labor científica y técnica que Natalie Goodall ha desarrollado a lo largo de sus más de 50 años de residencia en la región, como reconocida bióloga especializada en la flora y fauna de Isla a grande de Tierra del Fuego, Antártida y Patagonia Austral, por su sobresaliente aporte a la investigación, promoción y difusión de la vida natural y la historia de nuestra región”.

A continuación el oficialismo manifestó que se abrieron cuatro calles nuevas en el Valle de Andorra y es necesario para que los vecinos hagan los trámites pertinentes, que sean nombradas, por ende una de estas arterias llevará el nombre de la bióloga estadounidense.

El concejal del PSP recordó que “el 25 de mayo pasado, en medio de un paisaje fueguino y ushuaiense por excelencia, nos encontramos con la triste noticia del fallecimiento de Natallie Goodall, quien fuera probablemente el ejemplo más conspicuo de los generosos pobladores que, habiendo nacido en otra ciudad u otro país, han dedicado su vida profesional y su historia personal a esta tierra”.

Rae Natalie Prosser de Goodall era oriunda de Ohio, Estados Unidos. Nació en 1940 en una granja cercana a Lexington. En su juventud ganó una beca de estudios en la Universidad estatal de Kent, donde obtuvo el título de BS en educación, biología y arte y un MA en biología. Se desempeñó como maestra de primaria en Venezuela. Recolectó e ilustró plantas y recorrió extensivamente Venezuela, Colombia e islas del Caribe.

Mas tarde, con una compañera visitó Sudamérica, inspirada por la obra de Lucas Bridges “El último Confín de la tierra”, viajó a la Isla Grande de Tierra del Fuego y fue allí donde sus inquietudes profesionales y su vida personal confluyeron para no disolverse hasta la actualidad. Aquí conoció a quien sería su marido desde 1963, Thomas D. Goodall, bisnieto del ecritor que la inspirara a realizar ese viaje, heredero copropietario y administrador de la Estancia Harberton que fundara Thomas Bridges.

La bióloga adoptada por nuestra región tuvo una trayectoria ineludible en el campo de la investigación científica. Fue colaboradora de National Geographic Society y diferentes organismos nacionales e internacionales dedicados a la investigación de la naturaleza, como AMMA (Asociación de Mamíferos Marinos Australes), el proyecto «Orca del Fin del Mundo», y CEQUA (Centro de Estudios del Cuaternario).