María Florencia superó todos los obstáculos, y hoy es una flamante Ingeniera Química

María Florencia Gallol, de 29 años, alcanzó un hito importante en su vida al graduarse como ingeniera Química en la UTN-Río Grande. En una emotiva entrevista, la flamante graduada compartió los desafíos y las motivaciones que la llevaron a este logro. Desde una edad temprana sintió una pasión por la ingeniería, inspirada por su padre, quien trabajaba en la construcción, y falleció cuando ella era jovencita. María Florencia mantuvo viva su aspiración de convertirse en ingeniera. Destacó el rol de su madre, siempre presente.

Su viaje hacia el éxito estuvo marcado por desafíos y sacrificios, pero su determinación y amor por la ingeniería la llevaron a superar cada obstáculo en su camino.

“Me costó un poquito, llevé alrededor de ocho años, arranqué en 2016,  tuve situaciones laborales que tuve que dejar en algunas situaciones. Después de la pandemia me costó realizarlo por lo que fue por vía internet, como se hacía, pero bueno, gracias a Dios cumplí mi objetivo de siempre, desde chica decía que iba a ser ingeniera; y bueno, lo logré, gracias a Dios”, expresó la joven

Desde una edad temprana, María Florencia sintió una fuerte conexión con la ingeniería, inspirada por su padre, quien trabajaba en el campo de la construcción. Aunque su padre falleció cuando ella era joven, María Florencia mantuvo viva su aspiración de seguir una carrera en ingeniería.

“Cuando era más chica, siempre decía que iba a ser ingeniera civil, por el lado de mi papá, porque estaba en la construcción y siempre decía que era ingeniera civil. Cuando él fallece, le perdí un poco el sentido de lo que eran las construcciones. Ya no tenía el mismo significado para mí, pero la ingeniería siempre, lo que significa la ingeniería, me llamó la atención.”

Bajo esa misma línea, agregó “cuando viví en Mar del Plata, donde está la Facultad de Ingeniería, asistí a una de las charlas que ofrecen allí antes de terminar el colegio. Nos informaron sobre los distintos tipos de ingeniería. Cuando me hablaron de la ingeniería química, me enamoré aún más, ya que siempre me gustó la química en el colegio y se me daba bien. Me sentí muy identificada con esa carrera cuando me explicaron en qué consiste la ingeniería química, así que tomé esa decisión.”

El viaje de María Florencia hacia la ingeniería química tuvo un giro inesperado cuando su familia se mudó a España por razones laborales. Sin embargo, su conexión con la ingeniería nunca se desvaneció, y cuando regresaron a Argentina, encontró en Río Grande el lugar perfecto para seguir su pasión.
“Cuando fallece mi papá en España, regresamos a Mar del Plata, que es mi ciudad, y estaban mis hermanos, es mi familia. Yo era joven, tenía 14 años. Después de terminar el colegio, comencé la facultad en Mar del Plata. El calor intenso del verano empezó a afectarme, así que empecé a buscar alternativas. Viendo las noticias, oímos hablar de Ushuaia en el norte, y pensamos en lo agradable que sería estar allí en verano, con un clima más fresco. Mi hermano ya tenía su familia y vida propia, así que era solo mi mamá y yo. Decidimos investigar y encontré que la UTN ofrecía Ingeniería Química en Río Grande. Fue como una señal para nosotros, así que decidimos mudarnos aquí. Organizamos todo, aunque no conocíamos a nadie en la zona. La oferta académica de la UTN fue el factor decisivo. Me enamoré aún más de Río Grande.”
Durante su tiempo en la universidad, María Florencia contó con el apoyo incondicional de su madre, quien la acompañaba en cada paso del camino. “Ella es mi compañera, mi mejor amiga, Marta es mi madre. Siempre estamos muy unidas, ella siempre me cuidó. Cuando falleció mi papá, nos volvimos aún más cercanas. En la facultad, ella siempre me acompañaba. Entraba a las 6 o 7 de la tarde y ella a las 12 de la noche. Siempre estuvo ahí para mí, nunca desistió. Me daba alivio su presencia. La conocen más que a mí en la facultad. Siempre estuvo a mi lado”, relató.
Ahora, con su título en mano, María Florencia tiene grandes expectativas para el futuro y está ansiosa por explorar nuevas oportunidades laborales. Por último brindó un mensaje para los mensajes que aún están con dudas o miedos sobre sus estudios “La facultad enseña mucho, y si se animan, que a veces creen que no van a poder, no, que se animen, que siempre se puede, los obstáculos han sido para crecer, para mejorar. Es lo que yo creo y lo que me he propuesto en la vida. Cada vez que he caído o tenido que superar algo, me he levantado. Nunca he desistido. Eso me lo valoraron en la facultad, que siempre que por ahí dejaba, al año siguiente volvía”, concluyó.