EXCLUSIVO: por qué Tierra del Fuego aparece en los archivos desclasificados de la dictadura

El ex presidente estadounidense Barack Obama había prometido entregar documentos desclasificados de la última dictadura en su visita a la Argentina. El Gobierno de Mauricio Macri recibió 1081 fojas de documentación en agosto de 2016, que contienen información confidencial del Gobierno norteamericano redactado por 14 agencias y departamentos durante 1977 y 1982. Conversaciones entre Jimmy Carter y Jorge Videla, relaciones bilaterales, influencias económicas, políticas y sociales en el país, las violaciones a los derechos humanos, venta de armas y el Conflicto de Beagle, las Malvinas y una visita de Raúl Alfonsín a Tierra del Fuego. La Provincia formó parte de los documentos confidenciales del presidente norteamericano durante el último golpe de Estado.

Por Leonel Puebla

Los documentos publicados en ingles, fueron traducidos por AIRE LIBRE FM que publicó de forma exclusiva el enfoque fueguino en estos papeles confidenciales del gobierno estadounidense. ¿Cuál era la razón para que Tierra del Fuego sea mencionada en los documentos secretos de los Estados Unidos?

El país del norte centraba sus ojos en variados aspectos de la zona, y entre ellos, se encontraba la isla. La cuestión geopolítica de Tierra del Fuego era analizada por los asesores presidenciales y mencionadas en los planes secretos de Jimmy Carter. La presencia militar en la zona durante el conflicto con Chile en el Canal de Beagle es un tema mencionado en reiteradas oportunidades en los diferentes documentos desclasificados de la dictadura.

Por otra parte, previo a la “guerra que no fue” entre los dos países que comparten la Isla Grande de Tierra del Fuego, hubo diálogos enmarcados en negociaciones de venta armamentista por parte de EE.UU. a los protagonistas del conflicto que pacificó el Papa Juan Pablo II.


 

 

 

 

Luego de que Obama prometiera revelar los documentos desclasificados de la dictadura, los archivos publicados por EEUU dejan en claro la activa participación de los Estados Unidos en resolver el “conflicto interno” que sufría Argentina con una violencia sin cesar y asesinatos múltiples a diario. Un documento más que se desclasifica para las organizaciones de derechos humanos y periodistas que quieren investigar. Está escrito en inglés y, si bien está desorganizado en su publicación, es una historia necesaria para desglosar.

La participación de la embajada norteamericana en Buenos Aires, para radicar denuncias por desapariciones forzadas, detenciones ilegales y torturas es trascendental en estos documentos. En el primer documento donde aparece el Conflicto de Beagle, está subrayada una oración que dice: “Argentina sigue siendo uno de los países más problemáticos en materia de derechos humanos“. 

Archivos desclasificados de la dictadura.

En septiembre de 1977, Videla se reunió con Carter, en el marco del tratado de Panamá. Los puntos claves de la reunión están detallados en los archivos desclasificados.

Derechos humanos, el avance nuclear de Argentina y la conversación por las Islas Malvinas de la que “EEUU no se quería quedar afuera”, señalaban los altos funcionarios estadounidenses.

Nos complace que las conversaciones estén en marcha“, agrega el documento.

Si el dictador argentino lo proponía, intentarían venderle un helicóptero y no permitirían que “la carne argentina entre en los Estados Unidos”.

“Hablando con Videla deberías usar el nombre de Malvinas”

Esa era una recomendación para el presidente Carter. “Argentina ha disputado la posesión británica de las Islas Malvinas desde 1833. Los 2.000 habitantes de las islas no quieren tener nada que ver con la Argentina. La cuestión se complica aún más por las reservas de petróleo posiblemente grandes en el estante de las Islas Falkland. En julio, el Reino Unido y la Argentina comenzaron otra ronda en una serie de conversaciones sobre la soberanía de las islas. Estados Unidos no ha tomado partido en esta disputa. (Hablando con Videla deberías usar el nombre argentino, Malvinas.)”, así se expresó el comunicado secreto que utilizaba el presidente, donde el eje “Malvinas” ocupaba el tercer tema de interese para dialogar con el representante de la Junta Militar.

La intención del gobierno estadounidense, de acuerdo a un memorándum de noviembre 1977, era “exhortar a las negociaciones encaminadas a un arreglo pacífico y a la evasión de incidentes”.

Este mismo archivo secreto, escrito por el embajador norteamericano en Argentina, Terence Todman a la Secretaría de Estado, marcaba los “sentimientos nacionalistas” que despertó el fallo arbitrario internacional sobre el Canal de Beagle.

“La Armada Argentina aumentó su patrullaje en la zona”, señala Todman. Estos resentimientos estaban “agravados” por la presencia británica en las Malvinas.

Si bien un sector militar estaba “dispuesto al diálogo”, comenzaba a generarse una interna en el poder proveniente de la mano dura del comandante Emilio Massera que “podrían tomar medidas de acción en la zona”. Los estadounidenses no subestimaban el posible accionar militar de la Junta en el el Canal de Beagle.

Conflicto internos

Robert Pastor, es uno de los hombres que pone el ojo en la cuestión geopolítica del sur argentino. Era miembro del personal del Consejo de Seguridad Nacional con una cartera que incluía a América Latina y el Caribe durante la administración del presidente Jimmy Carter de 1977 a 1981.

El memorándum de la Agencia de Seguridad Nacional enviado el 7 de julio de 1977 enviado por Pastor a Zbigniew Brzezinski, designado como Asesor de Seguridad Nacional.

La problemática sobre violaciones a los derechos humanos en el país crecía pero Estados Unidos tenía una capacidad para monitorear “limitada”. El documento dice que “el historial de los eventos argentinos de derechos humanos es suficientemente completo para producir un cuadro acumulativo convincente del desempeño del gobierno”. En ese entonces, según cifras del memo, eran “2900 lo presos políticos” por el el estado de sitio que fue instituido el 6 de noviembre de 1974 por el gobierno de Isabel Perón y permite al Poder Ejecutivo Nacional “detener indefinidamente a los prisioneros, pero no puede juzgar ni castigar a los detenidos”.

“Tales individuos, cuando son capturados por unidades de seguridad, son muertos rutinariamente después del interrogatorio”, relata. Según denuncias de organizaciones, las cifras de desaparecidos rondaban entre 5 y 15 mil. En ese entonces, desde la embajada “estimaban una media de 55 desapariciones por día para 1978“.

Tapa del día Clarín del 22/12/78.

El 9 de agosto de 1978 por Pastor envía otro memorándum secreto a Brzezinski y dirigido también a David Aaron quien trabajaba con el funcionario como asesor y tenía el asunto “Argentina: tus preguntas“.

La información solicitada estaba referida a “el estado actual de los derechos humanos en Argentina; si la política de los Estados Unidos está vinculada con respecto a la Argentina y también al Cono Sur, y en caso afirmativo, cómo entró en ella y si la Comisión Nación de Seguridad estaba involucrada; y un elemento de alerta para el Presidente”.

Para comenzar, el documento señala que “Amnistía Internacional publicó un comunicado a para acaparar la atención y publica el triste récord de Argentina, que incluye, desde marzo de 1976, 15.000 desapariciones, entre 8 y 10.000 presos políticos, la mayoría de los cuales aún no han sido acusados; más de 25 campos secretos de prisioneros; y numerosas historias documentadas de detención y tortura”.

En este memorándum se publican comentarios donde señalan que “fueron comunicadas al Gobierno argentino” las condiciones para una visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Así se vivía por dentro la negociación por los derechos humanos que terminó siendo escasa, ya que los delitos suman 30.000 desaparecidos.

La CIDH llegó a la Argentina el 6 de septiembre de 1979 y concluyó su informe el 20 de septiembre de ese mismo año.

Luego, se dialogó sobre las enmiendas Kennedy-Humphrey y Roybal. A través de estas legislaciones, la Argentina vio “congelada” en 1978 la ayuda militar de Estados Unidos a raíz de las violaciones de los derechos humanos. Además redujo la colaboración con Chile. Por detrás de estas medidas oficiales, se negociaba una extensión de crédito masiva a Argentina antes de “aprobarlas por decisión del Presidente”.

“(Hay más de 75 casos pendientes de FMS -el sector de ventas militares al extranjero- por 50 millones de dólares y 150 millones de dólares en las listas de control de municiones). También hay fondos para el entrenamiento militar que se están retrasando y que el Presidente señaló (el 29 de junio) hay ligera “inclinación para encontrar una excusa para aprobar”, señalaban los cables norteamericanos, acerca de un jugoso negocio armamentista en torno a la guerra que no fue en Tierra del Fuego.

Memo en donde se señalaban los conflictos en el Canal de Beagle.

Lo sorprendente de estos documentos, son las preguntas que se realizan los funcionarios estadounidenses.

“Futura política de los Estados Unidos: ¿Quién parpadea al borde? ¿Hemos ido demasiado lejos? ¿Hemos empujado nuestra política más allá de su eficacia? ¿Estamos empujando a los argentinos por el borde y poniendo en peligro nuestra futura relación? ¿El terror justifica la represión? La última pregunta es definitivamente la más fácil. Ante todo”, señala el cable desclasificado.

Y continúa: “La opinión pública mundial está tomando conciencia de que Argentina es el Chile de este año y los argentinos se han puesto tan nerviosos que sacaron media docena de anuncios en el Times y dieron al menos un millón de dólares a una firma de relaciones públicas de Madison Avenue para mejorar su imagen”.

El memo resalta que “ninguno de los líderes lationamericanos confía en el otro y todos desprecian al presidente Carter por confrontar su política de derechos humanos”. Estados Unidos no estaba en contra de llevar a su debido proceso al que considere “terrorista y subversivo” pero no “torturarlo y desaparecerlo”. Además, señala que Videla “busca la aprobación de Carter”.

Luciano Menéndez queriendo agredir a personas con un cuchillo.

“Argentina, Brasil y Chile son países grandes con gobiernos autoritarios extremadamente estrechos y ultraconservadores. La estrechez de su visión se refleja, entre otras cosas, en la mezquindad de sus disputas internacionales entre sí. Chile y Argentina casi se han ido a la guerra por el Canal de Beagle, y Brasil y Argentina han tensado sus relaciones casi al punto de ruptura en el tema de los derechos de agua”, continúa el archivo desclasificado.

El conflicto en el “fin del mundo” era un punto de atención en diversos cables norteamericanos.

Un militar de “línea dura”, insistía en la idea de que Argentina tenía que ir a la guerra por el Canal de Beagle. Seguía las instrucciones de Masera y se oponía a Videla-Viola, en las internas militares. Este genocida también era seguido de cerca por los norteamericanos por su violento comportamiento que le valió cadena perpetua en el año 2015 por crímenes de lesa humanidad.

Luciano Benjamín Menéndez, quien fue jefe del Tercer Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba y jurisdicción en nueve provincias del NOA,  brindaría “sus servicios en caso de hostilidades” en la guerra.

Tensión sureña

El 11 de julio de 1978, Pastor se reunió con el embajador de Estados Unidos en Argentina y este le señaló los principales avances en el acuerdo para reducir la actividades nuclear de los militares y recomendaciones sobre el posible conflicto en el Canal de Beagle.

Estados Unidos presentaba una real preocupación por la expansión nuclear en el país. En documentos que datan de 1977, y en 1981, continuaban insistiendo para que los militares ratifiquen el Tratado de Tlatelolco, aunque ellos tenían planes diferentes.

“El embajador expresó su preocupación por la posibilidad de guerra, dijo que debemos hacer que nuestro interés en un acuerdo de paz conocido, pero debe mantenerse alejado del problema, y ​​tal vez recomendar que los canadienses mediar”, señaló en el documento.

El Presidente de los EEUU recibió un memo secreto el 22 de noviembre con la situación de cada país, entre ellos, información sobre Tierra del Fuego: “No tenemos confirmación del informe de la última noche de que Argentina está a punto de ocupar tres islas en el Canal Beagle. El embajador Castro informa que las posiciones probablemente se han endurecido en los últimos días entre los militares argentinos, pero que no hay indicios de una acción militar inminente. El embajador Landau en Santiago nos dice que los chilenos no parecen indecisos y no han tomado medidas adicionales de preparación militar. Estamos considerando en qué etapa deseamos llevar la situación a la OEA, preferiblemente en conjunto con otros gobiernos”.

“No hay otra opción que la acción militar” Estas palabras ingresaban a la Casa Blanca escritas en el memorándum calificado de información “secreta y sensible” el 21 de diciembre de 1978. En el fin del mundo, los movimientos militares -hasta quedaron los restos estancados hasta el día de hoy- se hacían más presentes que nunca a esas horas.

La Provincia tenía un movimiento militar altísimo en la capital. Los niños y mujeres habían sido evacuados días antes de solucionarse el conflicto ante una inminente guerra.

Los camiones con soldados que llegaban desde Río Grande anunciaban malas noticias. Las tropas se instalaron en la ciudad y también en estancias.

Un enviado especial de La Nación , el periodista Emilio Ibarra, contaría años después: “Serían las 20. Estábamos cenando en el comedor de oficiales. Estaba previsto que en cuatro horas más comenzaría el desembarco, cuando Barbucci recibió un despacho telegráfico. Mientras lo leía se iba poniendo blanco. Cuando terminó, reunió a sus oficiales, y les dijo: “Señores, la Operación Soberanía ha sido cancelada”.

“Llamó esta mañana al embajador Castro para informarle que en vista del último comunicado de Chile, la Argentina no tenía otra opción que recurrir a la acción militar. El General pasó a pedir ayuda y explicar al mundo por qué Argentina no tenía otro recurso. Castro recomendó paciencia y señaló que la mediación papal sigue siendo una opción posible. Viola, sin embargo, no desistió de su línea de que la respuesta de Chile había terminado cualquier posibilidad de un nuevo movimiento diplomático”, indica el archivo.

Días antes otro documento similar había ingresado a la Casa Blanca y señalaba una conversación entre el embajador estadounidense Raúl Castro y el militar Viola.

El general argentino le aseguró que quería una solución pacífica. “Los recientes movimientos de tropas fueron cuidadosamente controlados para no situarlos lo suficientemente cerca de la frontera donde las “tentaciones” podrían causar un incidente. Viola volvió a subrayar la naturaleza defensiva de los despliegues de tropas e hizo la sugerencia de que, durante el período de negociación o mediación, debería haber una congelación mutua de los movimientos de tropas o incluso una retirada”, había dicho Viola según el registro desclasificado.

El 16 de diciembre el secretario de Estado, Cyrus Vance le envió un comunicado a Carter donde señalaba que “Los presidentes Videla y Pinochet expresaron su aprecio por sus mensajes. En su respuesta a usted, Pinochet reafirmó que Chile no iniciaría acciones militares. Su Ministro de Asuntos Exteriores pidió que enviáramos a los agregados militares como observadores, que hemos rechazado. Videla dijo que estaba explorando con sus comandantes militares maneras aceptables de reanudar conversaciones confidenciales con Chile. La flota de Argentina está ahora en posición cerca de las islas disputadas. Videla está siendo presionado por sus duros para autorizar la acción militar“.

El mismo día de la intervención papal, Washington tenía la información que su embajador estaba “más preocupado que en cualquier punto anterior sobre la disputa del Canal Beagle”. Castro dudaba de que “los argentinos conservan suficiente confianza en la negociación seguir un camino conciliatorio” y agrega que “están a punto de convertirse en prisioneros de sus táctica de la amenaza de la fuerza”.

A último momento, llegó el mensaje del Papa Juan Pablo II, que evitó un derrame innecesario de sangre en la isla grande de Tierra del Fuego. La navidad podría festejarse en familia y sin una provincia militarizada. Ese no fue el único conflicto en el sur, ya que en 1982 la Guerra de Malvinas asomaría ese fantasma de nuevo.

Los planes a seguir de Carter

En mayo de 1980, el presidente Carter aprobó un plan de acción secreto para Argentina, que tenía los enfoques relacionados a mejorar las relaciones entre ambos gobiernos. Allí se analizaba la política de venta de armas, zonas conflictivas, derechos humanos e influencias económicas. El conflicto del Canal de Beagle estaba presente en la documentación por la presión militar que ejercían sobre la zona.

La situación en Argentina presentaba una tensión en la cúpula militar y los estadounidenses ya sabían que “designarían a otro presidente entre 1981 y 1984“. Tras la salida de la primera junta miliar, integrada por el Teniente General Jorge Videla, el Almirante Emilio Massera y el Brigadier General Orlando Agosti, asumió el 29 de marzo de 1981 el gobierno de facto del Teniente General Roberto Viola, el Almirante Armando Lambruschini y el Brigadier General Omar Graffigna.

Interagency Group for Latin America, el 29 de mayo desarrolló una estrategia, posteriormente aprobada por el Presidente, para lograr un mayor equilibrio en nuestras relaciones con Argentina. Antes de que la estrategia pudiera ser plenamente implementada, Argentina se involucró fuertemente en el apoyo al nuevo régimen boliviano”, comienza el plan que contextualiza la relación de la dictadura Argentina con el golpe de estado comandado por el militar boliviano Luis García Meza Tejada entre 1980 y 1981.

Los estadounidenses estaban preocupados por la influencia financiera y militar que obtenía de Argentina la dictadura boliviana que derrocó a la presidenta constitucional interina de ese entonces, Lidia Guéiler Tejada, días antes de que el Hernán Siles Suazo asuma al poder, por segunda vez, tras haber ganado en las Elecciones presidenciales de Bolivia de 1980

“Los Estados Unidos continúan teniendo un interés significativo en mantener y mejorar las relaciones bilaterales. Seguimos buscando el apoyo argentino en las cuestiones Este-Oeste y Hemisféricas, en los foros internacionales y en la no proliferación. También buscamos influir en los desarrollos internos argentinos en materia de derechos humanos y en un eventual retorno a la democracia, así como limitar el potencial aumento de la influencia soviética allí. Otros intereses estratégicos incluyen su tamaño, ubicación geográfica,y el desarrollo cultural. Argentina tiene el programa nuclear más avanzado de Latinoamérica y potencialmente una de las áreas más ricas en petróleo del mundo en su extensa plataforma continental. Las instalaciones portuarias y el litoral podrían desempeñar un papel importante en la protección de las vías marítimas críticas”, continúa el documento, que detalla un plan de acción para Argentina, entre los años 1980 y 1981.

Inversiones multimillonarias para la Fuerza Aérea que llamaban la atención del gobierno del país del norte. Para 1981, Argentina planeaba embarcarse en un programa de modernización de que costaría 3 mil millones de pesos y eso era una discusión en el gabinete estadounidense, ya que era el principal vendedor. Por un lado, estaba la presión del Congreso con una ley que moderaba las ventas de armas a los militares hasta que reduzcan las violaciones a los derechos humanos y por el otro, la seducción del Gobierno argentino, quien les confirmó que “en junio de 1981 tomarían una decisión y preferían los equipos norteamericanos”. Si los Estados Unidos no definía hasta esa fecha, la compra sería a proveedores europeos.

Además, esta discusión tenía otro eje, y allí aparece Tierra del FuegoLas políticas de ventas de armas de Estados Unidos hacia Argentina también deben tener en cuenta el equilibrio estratégico en el Cono Sur. Chile ya considera que nuestra mejora en la relación con Argentina es amenazadora en el contexto de la disputa del Canal de Beagle. Las ventas importantes de armas de los Estados Unidos a Argentina, mientras mantenemos nuestra actual relación fría y distante con Chile, inclinarían aún más el equilibrio del poder en favor de la Argentina; esto además de la señal política que las ventas de armas renovadas transmitirían a ambas partes podrían alentar a Argentina a buscar una solución militar a la disputa del Canal Beagle, si falla la actual mediación“.  

El cuestionamiento interno en el gabinet estadounidense era riguroso. Evaluaban las posibilidades de asumir el costo de vender armas a un país cuestionado en materia de derechos humanos, y también se preguntaban si esta situación de “desapariciones y asesinatos” había disminuido realmente.

La situación de los derechos humanos en Argentina ha mejorado con respecto a años anteriores, pero sigue siendo grave“, señala un adjunto que relata los casos denunciados en la embajada norteamericana.  

“Desde 1974, 8200 personas acusadas de terrorismo o subversión han sido detenidas bajo los poderes ejecutivos especiales del Presidente”, expresa el memorándum. Detalla además la cantidad de presos que esperan sus juicios, que han cumplido sus penas y fueron detenidos, suicidios, situaciones de extrema necesidad en los correccionales y que esa situación “mejora en forma leve”.

“Las quejas anteriores sobre hacinamiento, falta de tratamiento médico, comida inadecuada y restricciones en las visitas han sido resueltas en gran medida”, cierra el memo sobre el tema.

Las denuncias de violaciones de los derechos humanos en Argentina se realizaban en el exterior con los periodistas exiliados y civiles que comentaban las atrocidades que se vivían bajo el régimen dictatorial. Uno de los casos que más acaparaban la atención de la Secretaría de Estado era el de Jacobo Timerman.

El padre de Héctor Timerman -ex ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina entre 2010 y 1015-, fue un periodista que ayudó en el golpe a Arturo Illia con su periodismo de guerra y luego fue detenido-desaparecido y torturado por la dictadura a la que también apoyó pero luego denunció. Fue acusado por la dictadura de tener como socio a David Graiver y éste, fue acusado de manejar parte de las finanzas de la organización política-militar guerrillera Montoneros.

Los militares lo liberaron en 1980 tras las negociaciones con la embajada de EEUU y se exilió primero en Israel para luego viajar a Estados Unidos y desde allí denunciar las violaciones a los derechos humanos a través de su trabajo periodístico.

Además, el documento secreto hasta hablaba de que “los militares reiteraban su compromiso final de devolver el país al gobierno civil. Sin embargo, no se ha fijado fecha para esa devolución”.

 

Memorándum entre el subsecretario de Estado y el Presidente.

La segunda mención a Tierra del Fuego corresponde a un memorándum enviado por el subsecretario de Estado Warren D. Christopher al Presidente con otro plan referido a Argentina y pasos a seguir para mejorar la relación entre ambos países durante el año 1980. Este plan fue detallado por Inter Agency Group of de American Republics.

Este documento desclasificado el 25 de julio de 2017 comienza enumerando los objetivos para girar el curso de la relación entre las naciones y pone en manifiesto la táctica para buscar ayuda argentina en relación a asuntos de Oriente y Occidente a cambios de negocios como por ejemplo, “el grano”. Además, hace referencia a los puntos geopolíticos claves de la región. Acuerdos comerciales, disminuir la influencia política y económica soviética en el país, mejorar la situación de los derechos humanos en torno a una presión militar que se agitaba de norte hacia el sur, en Tierra del Fuego.

En la isla, “había problemas de sentimientos”. Según emite el subsecretario de Estado en su memorándum al hombre más importante del mundo, “el grupo que realizó el plan” no abordó un “problema de alguna consecuencia”. El asunto al que se refería era la percepción chilena de que hemos “inclinado” –Christopher utiliza las comillas para dejar en claro que son palabras de los chilenos– la relación “hacía la Argentina”.

Chile ve nuestra relación de calentamiento con Argentina como una amenaza directa en el contexto de la disputa del Canal Beagle. Hemos tratado de persuadir a los chilenos de que lo que estamos haciendo con Argentina no tiene nada que ver con Chile o con nuestra posición en el Canal Beagle, que consiste en fomentar la aceptación del resultado de la mediación papal y evitar la guerra. Sin embargo, los chilenos parecen temer que los argentinos, disfrutando de mejores relaciones con los Estados Unidos, y viendo a Chile cada vez más aislado, sean animados al aventurerismo. Este problema del desequilibrio del arte en nuestras relaciones en el Cono Sur, y de los peligros que esto podría representar para la paz en la región, tendrá que ser mirado en un futuro no muy lejano”, redactaba el documento desclasificado en su página número 101.

Dejar al azar un enfoque sería un error muy grave, pero Estados Unidos era juez y parte en esta guerra que no fue. Por un lado, la posibilidad de un conflicto militar y por el otro, el gran negocio de armas.

“Cooperar con el Vaticano en la mediación tras el conflicto de Beagle. Finalmente, queremos animar a Argentina a desempeñar un papel constructivo con respecto a en América Central y en otras cuestiones hemisféricas”, señalaba un memo de Warren Christopher al Presidente Carter.

Llegó la democracia al país

En octubre de 1983, envían un archivo desde la Embajada en Argentina y la Secretaría de Estado sobre una nueva propuesta del Papa para resolver las líneas territoriales a largo plazo, pero la decisión estadounidense es no mediar en el conflicto y que ambos países lleguen a una solución pacífica.

“Apoyamos las negociaciones pacíficas sobre la disputa de Malvinas y la mediación papal sobre la disputa de Beagle. Pregúntele a Alfonsin cómo ve estas cuestiones en desarrollo”, sentencia la orden estadounidense al vicepresidente.

“Con el advenimiento de un gobierno democráticamente elegido, los derechos humanos han dejado de ser un tema de conflicto entre nuestros dos países. Por el contrario, se ha convertido en un valor común y el interés. En los problemas que preocupan a la Argentina, como las disputas del Canal de Beagle y las Malvinas, y las negociaciones con los bancos comerciales y el FMI sobre la deuda externa, podremos desempeñar un papel constructivo y de apoyo. En todo caso, estas cuestiones no plantean serias limitaciones para mejorar las relaciones”, emitió el memorándum estadounidense luego de la reunión.

En octubre de 1985, la embajada volvía a redactar otro memo a la Secretaría de Estado por una visita de Raúl Alfonsín a Tierra del Fuego, en el marco de una investigación entre Estados Unidos, Argentina y Chile en la Antártida.

El embajador Frank Ortíz dijo el presidente radical lo atendió con “cara y ojos de cansado” que le comentó la difícil situación para gobernar el país pero que no veía en peligro a la democracia. También lanza críticas al Poder Judicial y discuten temas sobre intereses internacionales.

La lucha entre el “Padre de la democracia” contra el poder oscuro de los militares apoyados por grupos económicos, se hacía notar en su expresión y los norteamericanos hablaban sobre ello. El encuentro tuvo lugar en Ushuaia, durante una visita del presidente argentino.

Un año antes de ese memo, Raúl Alfonsín decidió someter a una consulta popular voluntaria y no vinculante la propuesta presentada en 1980 por el Vaticano para terminar con el Conflicto del Canal de Beagle, la disputa por la soberanía de las islas ubicadas al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego y sus espacios marítimos adyacentes entre Argentina y Chile.

El conflicto en el sur no escapó a los ojos de nadie, y hoy vemos, que hasta el hombre más importante del mundo necesitó precisiones sobre ello.