Día 11: Se abre la primera estafeta postal

En este día, elegimos compartir, como se realizaba el transporte de correspondencia en aquellos tiempos.
El 4 de noviembre de 1903 abre en Río Grande la estafeta postal, administrada por el comisario a cargo. La estafeta funcionaba en la comisaria, ya ubicada en el pueblo.

Los primeros antecedentes de un servicio postal en la zona norte de la isla, datan ya, desde la presencia de Julio Popper (1887). Había organizado un intento de crear un núcleo urbano en la zona de San Sebastián. En 1888, se habilitó una comisaría, a 12 kilómetros oeste del establecimiento de explotación aurífera. En 1891, Popper comenzó a emitir sus propios sellos postales que le permitía mandar correspondencia a Buenos Aires o a Punta Arenas. Esto le valió ser denunciado por el Comisario Ramón Cortés de emisión ilegal.

La creación de la estafeta postal en Río Grande, ad – honorem, data del 04 de noviembre de 1903.Se ubicaba en las instalaciones de la comisaria, encontrándose muy cerca del almacén “El Cañón” y de la vivienda de Francisco Bilbao. La estafeta postal se ubicaba sobre la actual calle El Cano. El primer encargado honorario fue el Sr. Ricardo de Rossis.
Entre los años 1910 y 1914 se mantuvo cerrada y se reabrió el 23 de noviembre de 1914, como estafeta de primera categoría, ahora rentada, siendo su primer encargado el Sr. Francisco Bilbao.
En 1922 ejerció idénticas funciones la Señora Amanda de Van Aken, hasta el 18 de abril de 1923, fecha en que se convirtió en oficina postal quedando a cargo de la misma como jefe la Sra. Juana Sánchez de Jossin.

Los escasos pobladores de Río Grande, vivían aislados del resto de la isla al no tener una comunicación diaria con Ushuaia; el aislamiento era quebrado esporádicamente por algún buque de la armada nacional. Existieron esfuerzos de algunos pobladores para unir ambas localidades por vía terrestre, lográndose apertura de pasos a través de la cordillera que permitieron unir a caballo y con el sistema de postas ambas localidades.

Para los años ´30, se abren los pasos Beban, Tristen y Lawrence, que permitía que la policía, a caballo, trasladase la ansiada correspondencia entre ambas ciudades.
También existía un servicio de correspondencia, que unía la huella entre Río Grande y el Porvenir, “Un legendario Ford T, ‘a bigotes’ conducido al principio por Francisco Ross semanalmente trasladaba cartas, paquetes, valijas y hasta tres pasajeros. Lo siguieron Enrique Camargo y el ‘Chueco’ Mac Kay.” .

Cada quince días, la correspondencia y la mercadería del comercio llegaba también por barcos procedentes de Punta Arenas. Las embarcaciones atracaban en el muelle del frigorífico para luego repartir la carga y las cartas. Los propietarios de la flota, era la familia Menéndez, tenía el control de la ruta fluvial, por lo tanto, los tiempos y las cargas dependía de las políticas económicas de la compañía.

Luego, el correo se traslada al edificio ubicado en la calle Florentino Ameghino 720, frente al hospital de la ciudad. Dicho edificio es parte de los bienes declarados de interés municipal.
A fines de la década del ´90, con el avance del proceso de privatización de las empresas del Estado, el correo pasa a manos privadas y muda nuevamente su localización, a la calle Rivadavia 968, como “Correo Argentino”

(🎙) Aire Libre FM 96.3: