David Iriarte: “Ser bombero voluntario es una forma de vida”

Hace 30 años que David Iriarte es bombero voluntario en Río Grande. Su historia refleja una vida dedicada al servicio, la vocación y el compromiso con la comunidad. Una nueva historia, contada en primera persona en los estudios de AIRE LIBRE FM.
A sus casi 50 años, David Iriarte lleva más de la mitad de su vida comprometido con una vocación: hace 30 años es bombero voluntario en la ciudad de Río Grande. A lo largo de estas tres décadas, fue testigo del crecimiento del cuartel, de los cambios en el equipamiento, pero también del valor inalterable del compañerismo, la entrega y la vocación de servicio.
“Empecé en los años 90, tenía poco más de 20 años”, recuerda David. Su ingreso fue casi casual: un amigo lo llevó a presenciar un accidente vial y quedó impactado no solo por el profesionalismo de los bomberos, sino por la camaradería que se respiraba después del operativo. “Era algo más allá del trabajo, había amistad entre instituciones, entre compañeros”, destaca. Desde entonces, nunca se fue.
Los comienzos: vocación y sacrificio
En sus primeros años, las condiciones eran muy distintas. “No teníamos equipo estructural, usábamos chaquetones de cuero que apenas nos protegían. Teníamos que poner mecheros debajo de los camiones para que el gasoil no se congelara en invierno”, recuerda. Las guardias, el entrenamiento y las salidas eran parte de una rutina marcada más por la pasión que por los recursos.
Con el paso del tiempo, la capacitación fue ganando peso dentro del cuartel. David rememora prácticas con el código CAO, ejercicios físicos, teóricos y el aprendizaje continuo. “Hoy los incendios no son como hace 30 años. Los materiales cambiaron. Las cortinas de antes tardaban en prenderse fuego. Hoy todo es sintético y arde enseguida”, advierte.
Entre familia, fábrica y sirenas
Además de su compromiso con el cuartel, David trabaja en una empresa y es padre de dos hijos, Santiago y Victoria. Su familia siempre lo acompañó. “Mi señora, mis hijos, mis padres, mis hermanos, todos fueron parte de esta locura”, dice con gratitud. Aunque sus hijos no siguieron su camino como bomberos, crecieron entre radios, códigos y uniformes.
“Hay veces que tengo que salir directo al incendio desde el trabajo. Llevo el equipo en el baúl del auto. Eso ahorra tiempo, aunque el olor a humo se queda en el auto por días”, cuenta entre risas.
El detrás de escena del voluntariado
A pesar de ser una labor voluntaria, ser bombero implica cumplir obligaciones. “Es como un club de fútbol: si no entrenás, no jugás”, explica. Hay horarios, tareas asignadas, áreas específicas como protocolo, automotores o mantenimiento. Cada integrante debe cumplir con sus responsabilidades, asistir a capacitaciones y presentarse a las guardias, aunque hay flexibilidad para adaptarse a las rutinas personales.
David participó en la construcción del viejo destacamento en Chacra II, e incluso recuerda cómo con otros compañeros levantaron un galpón para las unidades. “Era todo a pulmón. Hasta hacíamos trabajo de albañilería”, relata.
El riesgo, la empatía y el silencio
A lo largo de los años, David aprendió a convivir con el riesgo y la incomprensión. “Hay gente que nos insulta cuando llegamos a un incendio. Pero entendemos que es el momento que están viviendo. Nosotros no respondemos, trabajamos”, asegura. En la mayoría de los casos, logran llegar al lugar del siniestro en menos de cinco minutos.
Sobre el trabajo en incendios, cuenta que los equipos estructurales actuales son seguros, pero también traicioneros. “A veces no te das cuenta de la temperatura. Recién al salir, cuando ves el traje decolorado, entendés el calor que había adentro. Eso también puede ser un peligro si te confiás demasiado”.
Treinta años después
Tres décadas pasaron desde que David entró por primera vez al cuartel de Bomberos Voluntarios de Río Grande. Lo que empezó como una experiencia motivada por la curiosidad, se convirtió en una forma de vida. “Esto es vocación, y también es compromiso. Somos voluntarios, pero eso no significa que no seamos profesionales. Nos capacitamos, trabajamos en equipo, arriesgamos y ayudamos. Es una pasión que no se apaga”, concluye.
(EN EL AUDIO LA ENTREVISTA COMPLETA)
() Aire Libre FM 96.3: