¿Cuánto fue la pérdida del salario real en Tierra del Fuego entre 2013 y 2017?

La masa salarial neta de inflación entre 2013 y 2017 cayó 4%, según se desprende de un informe privado que analiza la evolución, en ese período, tanto de los sueldos en el sector público como en el privado. En esa división, el ingreso acumulado de los estatales se recuperó, en promedio, un 7%, y el de los privados (con mayor peso en el global) perdió un 7%. El trabajo del economista Jorge Day, del Ieral, analiza los datos de cada jurisdicción con información proyectada para todo 2017 en función de la disponible hasta el tercer trimestre. Catamarca, Corrientes, Mendoza y Tierra del Fuego son los distritos que registran, en ese lapso, pérdidas en la masa salarial tanto pública como privada. Son los únicos donde los agentes estatales tienen baja de poder adquisitivo.

En el resto de las provincias, los trabajadores públicos mejoraron su capacidad de compra. San Luis quedó a la cabeza con 37% de recomposición de ese segmento de la masa salarial entre 2013 y el año pasado; le siguen Salta y Neuquén, con 24%; Ciudad de Buenos Aires con 18% y Chubut y Chaco, con 16%. Para los salarios privados la fuente es el Ministerio de Trabajo y para los públicos, el de Hacienda.

Con 31% de pérdida de masa salarial en el sector privado, los sanjuaninos lideran ese tramo del ranking secundados por los fueguinos con 25%. Atrás vienen los santacruceños con 18%; puntanos, 12%; chubutenses y mendocinos, 11%; catamarqueños y riojanos, 10%; santiagueños, 8%; misioneros, 7%; bonaerenses, cordobeses, rionegrinos y entrerrianos, 6%; porteños, santafesinos y jujeños, 5%; correntinos y formoseños, 4%; tucumanos y neuquinos, 3%, y salteños, 1%. Los privados que recuperaron poder de compra entre 2013 y 2017 fueron los chaqueños: apenas 1%.

Day describe que, por el estancamiento de la economía en la mayor parte del período analizado, los privados “hicieron su ajuste y a los estatales, en cambio, les llegó más tarde” y la consecuencia es “un deterioro en el frente fiscal de las provincias”. El economista también explica que en el trabajo se tuvo en cuenta la cantidad de empleos, pero esa fue una variable que “apenas varió”, por lo que el efecto en la baja de la masa salarial tiene que ver con una reducción en el poder adquisitivo (sí podría haber sido un factor de cierto peso en el sector público, donde justamente la masa salarial creció).

Alejandra Cristina, economista del Instituto de Economía y Finanzas de la Universidad Nacional de Córdoba, plantea que en el ámbito privado las paritarias, en términos generales, son “más beligerantes” porque las empresas buscan mejorar rentabilidad y productividad. “No hay mucho margen para seguir aumentando salarios hasta que la reforma fiscal no se sienta; en los modelos con menos distorsión, las subas están ligadas a la productividad. Y en la Argentina hay que mejorarla”.

La economista Mary Acosta, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba, describe que en la pérdida salarial registrada entre 2013 y 2017 se produjeron dos devaluaciones que -más allá de la necesidad de instrumentarlas- provocaron un amesetamiento de la economía y una pérdida del salario real, como un efecto paralelo a la recomposición de la competitividad de las empresas.

“Después de una crisis hay un crecimiento rápido, pero ese impulso se agota en sí mismo porque no hay cambios estructurales que lo sostengan”, reflexiona.

Los salarios pagados dependen de la producción. Mientras más bienes y servicios se producen hay chances de pagar mejores remuneraciones. Luego de 2011, la economía nacional se estancó. Creció un año y cayó en el siguiente por varias razones, como la menor competitividad del país, con costos altos en dólares y alta presión impositiva.

Para este año, los especialistas no esperan una recuperación significativa de los sueldos. “Las empresas son cautelosas, tanto en tomar gente como en los incrementos que otorgan; en el caso de las provincias el pacto fiscal actúa como corset y restringe oportunidades”, dice Day. “Hay que seguir de cerca la evolución de la creación de empleo; de esa magnitud también dependerá el nivel de recuperación de salarios”, cierra Cristina.