Caparrós habló sobre su anterior gestión, previo a asumir a su banca de diputada

En los próximos días se le aceptará la renuncia a Mabel Caparrós como secretaria legislativa del Concejo Deliberante de Río Grande, para poder asumir en la cámara baja el próximo 4 de diciembre. “Se viene un tiempo muy interesante, tal difícil como en el 2001, cuando asumí. No quizá con la gente en las calles, pero faltó poco”, señaló la diputada electa en AIRE LIBRE FM.

La diputada electa por el frente Vamos Todos a Vivir Mejor, liderado por el gobernador electo Gustavo Melella, prestará juramento como diputada, para estar en funciones a partir del día 10, cuando se produzca el traspaso de mando en el Gobierno Nacional.

Caparrós ha pasado por varios cuerpos legislativos, y cuenta con vasta experiencia en el Congreso Nacional. “Se viene un tiempo muy interesante, tal difícil como en el 2001, cuando asumí. No quizá con la gente en las calles, pero faltó poco, porque los índices de desocupación son elevadísimos, con una deuda externa que en abril habría que estar cumpliendo. Todas decisiones que no dudo que van a estar vinculadas a esto, al presupuesto, a la deuda externa y a cómo se reactiva el circuito productivo en la Nación”, dijo Caparrós.

Durante la crisis del 2001, cuando los argentinos cambiaban cinco presidentes en un solo día, y con una crisis institucional pocas veces vista en la historia del país, Caparrós ocupaba una banca en la cámara de senadores, desde donde presentó un proyecto que hizo historia: La ley de medicamentos genéricos.

“Nació como una necesidad de la gente, cuando los médicos daban la marca y no el genérico. No había ni hay medicamentos que no estén aprobada por la ANMAT, pero hay marcas estrella y otras son menos conocidas. La idea era que los médicos prescribieran por la marca, con la fuerte oposición de todos los laboratorios de la Argentina”, explicó Caparrós sobre lo sucedido por aquellos días.

La ley cumplió con su curso, pasó por Diputados y se aprobó. Pero tan importante como la letra escrita de la nueva ley era el cambio cultural que debía producirse, tanto en médicos como en pacientes, en cuanto a la manera de recetar: la ley pedía que las universidades incluyan el tema en la formación de los médicos y que el Poder Ejecutivo diseñe campañas informativas hacia la población. También exigía a los laboratorios que incluyan visiblemente el nombre genérico en los envases y en toda publicidad o propaganda dirigida al público en general. La batalla contra los laboratorios, fue dura, pero no fue la primera.

En enero del 64, el salteño Arturo Oñativia, a cargo de la Salud Pública de la Nación en la presidencia de Arturo Illia, presentaba una ley que sería trascendental para el futuro del país, y marcaría el comienzo de los problemas serios del gobierno de Illia. La misma establecía una política de precios y de control de medicamentos, congelando los precios vigentes a fines de 1963, fijando límites para los gastos de publicidad, imponiendo límites a la posibilidad de realizar pagos al exterior en concepto de regalías y de compra de insumos. Fijaba además la obligación para las empresas de presentar mediante declaración jurada un análisis de costos y a formalizar todos los contratos de regalías existentes.

Las negociaciones del propio Oñativia y el gobierno de Illia lograron su aprobación con apoyo contundente. Se trataba de una ley que regulaba la industria farmacéutica, y que fue fuertemente resistida por los sectores de poder. Una norma revolucionaria para su tiempo, que terminó desgastando al gobierno, al punto de ser una de las causas fuertes de su derrocamiento.

Ya en 2002 las cosas deberían ser diferentes. Pero los laboratorios, de la mano de las administraciones de Gobierno, aumentaron su poder y presentaron una férrea resistencia a la Ley de Genéricos. “Pero con Ginés González García al frente de salud, se pudo. Esto permitió que la gente accediera más fácil a los medicamentos”, dijo Caparrós.

La diputada electa también fue presidenta de la Comisión de Municipios, desde donde se reconocía a aquellas jurisdicciones que implementaban acciones políticas en sus municipios, para combatir la pobreza y la desocupación, lo que generó que muchas respuestas a la aguda crisis social y económica de aquellos días, las pudieran dar los mismos municipios.

“La idea era recoger esto a través de un reconocimiento a esos municipios. Poder socializar con otros municipios que pasaban por lo mismo, y que estas ideas les servían para resolver esas problemáticas”, explicó Caparrós.

El próximo 4 de diciembre, Caparrós tomará posesión de una banca en diputados. “La idea es trabajar permanentemente con Gustavo Melella, que en este caso no tiene un senador de su propio espacio político. Creo que me voy a mantener en el bloque FORJA. La provincia necesita soluciones en el corto, mediano y largo plazo”, opino la próxima diputada.

 


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