Marlene Gallardo y una red solidaria nacida en pandemia: “Cuando hay necesidad, hay que ayudarse entre todos”

Marlene Gallardo, reconocida vecina de Tolhuin, repasó en AIRE LIBRE FM la historia del comedor y merendero que funciona en su propia casa. Un espacio comunitario que surgió en plena pandemia, atravesado por la crisis, la falta de servicios y la organización vecinal para garantizar un plato de comida a quienes más lo necesitaban.

Desde una olla popular improvisada hasta un comedor que hoy asiste a unas 50 personas, la experiencia de Marlene refleja cómo la solidaridad y el trabajo colectivo marcaron un antes y un después en el barrio.

 

La historia del comedor y merendero que hoy funciona en la casa de Marlene Gallardo en Tolhuin comenzó en uno de los momentos más difíciles que atravesó el país. “Esto empezó en tiempo de pandemia, en medio de una crisis muy grande”, recordó en diálogo con AIRE LIBRE FM.

 

En ese contexto, las dificultades no se limitaban únicamente a la falta de alimentos. “No teníamos servicio de gas, teníamos bonos, garrafas, garrafones de 45, y todo se hacía complicado”, explicó. La delegación local permanecía cerrada y los trámites se volvían casi imposibles. “No atendían por el tema del aislamiento, no por falta de voluntad”, aclaró.

 

Marlene contó que todo formaba parte de una misma necesidad social: “Cómo darle algo a los vecinos y a los niños si no podían ir al supermercado”. Las restricciones por DNI y los pocos días habilitados para comprar obligaban a una organización extrema. “Tenías que acordarte de todo lo que ibas a consumir porque después no podías salir”, relató.

 

El punto de inflexión llegó cuando un vecino se acercó con una propuesta concreta: hacer una olla popular. “Yo tenía una cabaña que recién estaba empezando, con tres chapas en el techo y unas veinte tablas en el piso”, relató. Allí, en medio del frío fueguino, cada vecino aportaba lo que tenía. “Uno llevaba verduras, otro tallarines, otro pollo, lo que hubiese”.

 

El inicio de la olla popular coincidió con un momento clave. “Empezamos el día del primer caso de COVID en Tolhuin”, recordó. La incertidumbre era total. “No se sabía si el virus estaba en el aire, si te contagiabas compartiendo un mate o un plato”.

 

A pesar de eso, decidieron continuar tomando cuidados extremos. “El mate se dejó, se tomó té, cada uno con su taza, los cubiertos se lavaban con lavandina”, describió. Una vez lista la comida, la ayuda llegaba puerta a puerta. “Íbamos con el que tenía vehículo, la gente dejaba el táper en el portón, se lo cargábamos y lo dejábamos ahí”.

 

En un primer momento, todo se sostuvo únicamente con el esfuerzo del grupo de vecinos. “Éramos nosotros, nadie más”, señaló Marlene. Sin embargo, con el tiempo se hizo imposible mantenerlo sin apoyo externo. Fue entonces cuando gestionó ayuda ante Desarrollo Social. “Pedí para un comedor o un merendero, lo que estuviera a su alcance, porque el barrio estaba recién formándose”.

 

La respuesta llegó: “Trajeron verdura, pollo, leche, fideos, lo seco y lo fresco”. A partir de ese momento, la olla popular dio paso al comedor. Vecinas que formaban parte de planes nacionales comenzaron a colaborar, mientras Marlene quedó a cargo de la cocina. “La cocinera siempre fui yo”, afirmó.

 

“Cocinar para 50 u 80 personas no es lo mismo que cocinar en tu casa”, reconoció. Sin embargo, su experiencia previa la ayudó. “Uno va aprendiendo, cierta cantidad para tanto, que alcance justo”, dijo. “Nunca salió un guiso donde no entrara el cucharón”, agregó entre risas.

 

Con el paso del tiempo, el comedor logró mantenerse activo, incluso en medio de la paralización laboral. “De a poco fui comprando materiales, la gente traía leña, me ayudaban a techarlo porque hacía mucho frío”, contó. A pesar de todo, destacó un dato que considera fundamental: “Nunca nadie del grupo se enfermó”.

 

Durante ese período también impulsó una campaña de tapabocas. “Me puse a coser día y noche, la gente me llamaba y traía leche, arroz, tallarines”, recordó. La demanda creció: “Llegamos a asistir por lo menos a 80 personas”, de distintos barrios como 9 de Octubre, Isla del Sur y barrio Provincia.

 

Hoy, el espacio continúa funcionando. “No tenemos todo lo que uno quisiera, pero lo básico está”, explicó. Actualmente asiste a unas 50 personas, entre niños y adultos mayores. “Es un comedor y un merendero”, aclaró, organizado según su disponibilidad laboral. “Ayer tuvimos merendero y el lunes tenemos la cena”.

 

Antes de despedirse, dejó una reflexión clara: “Cuando hay necesidad no hay que mezclar las cosas con la política”. Y concluyó: “Hay que ayudarse entre todos, porque somos humanos y personas pensantes”.

 

Una definición que resume el espíritu del espacio que nació en pandemia y que hoy sigue siendo un refugio para quienes más lo necesitan en Tolhuin.

 

(EN EL AUDIO LA ENTREVISTA COMPLETA)

() Aire Libre FM 96.3: