Juan Pablo Radnay: Un compromiso con la transformación social a través de Techo

En una entrevista con Juan Pablo Radnay, voluntario y trabajador en la organización Techo, nos compartió su experiencia y el trabajo que realiza la ONG en la lucha por la vivienda digna. Juan Pablo comenzó explicando su vínculo con la naturaleza, algo que le inspiró a estudiar ingeniería ambiental. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que lo que más le interesaba era trabajar en la mejora de las condiciones sociales y ambientales de las comunidades más necesitadas. Fue así que se involucró en Techo, una organización social que lleva 27 años ayudando a mejorar las condiciones de vida de familias en barrios populares de Latinoamérica.

“Techo nació en Chile en 1997 y llegó a Argentina en 2003. Desde entonces, ha crecido enormemente, trabajando en 18 países de América Latina. En Argentina estamos presentes en 11 provincias con 12 sedes”, comentó Radnay.

 

El trabajo de Techo está centrado en los barrios populares, aquellos que carecen de al menos dos de los servicios básicos como agua potable, electricidad y saneamiento. “Nosotros no imponemos soluciones desde afuera. El trabajo que hacemos es en conjunto con las comunidades, involucrándolas activamente en cada proyecto”, explicó Juan Pablo. “Techo ayuda a las comunidades a superar su situación de pobreza a través de proyectos de infraestructura, pero también de formación, para que las mismas comunidades puedan gestionar y sostener esos proyectos a largo plazo.”

La construcción de viviendas es una de las principales actividades que realiza Techo. Estas viviendas de emergencia son construidas de manera colectiva, con la participación de los beneficiarios. “Trabajamos codo a codo con las familias, porque creemos que esto no es solo una cuestión de necesidades, sino de derechos. El derecho a la vivienda digna, al agua potable, a la electricidad, son derechos humanos que deben ser garantizados”, subrayó.

 

El modelo de financiación de Techo se basa principalmente en la donación de socios y empresas. “Cualquier persona o empresa puede colaborar con nosotros. Por ejemplo, la semana que viene, la empresa Vista Energy va a financiar y construir tres viviendas en Neuquén. Ofrecemos a las empresas la posibilidad de involucrarse directamente, financiando o construyendo viviendas y conociendo a las familias y los barrios en los que trabajamos”, explicó Radnay.

Sobre la selección de las familias beneficiadas, Radnay señaló que el proceso comienza con un diagnóstico conjunto con la comunidad. “No hacemos asistencialismo. Es la misma comunidad la que define qué problemas quiere abordar. Cuando el tema de la emergencia habitacional es una prioridad, comenzamos a trabajar, haciendo encuestas a las familias que necesitan una vivienda y luego priorizamos los casos más urgentes”, detalló.

 

Las viviendas construidas son sencillas, pero suponen un gran avance para las familias que las reciben. “Una vivienda de emergencia tiene un módulo de 6×3 metros, con madera prefabricada, aislación térmica y sostenido sobre 15 pilotes. Es un gran paso para las familias que hoy viven en condiciones precarias, en pisos de tierra o bajo techos de lona”, comentó Juan Pablo.

 

Respecto a la propiedad de la tierra, Radnay explicó que los barrios populares enfrentan un desafío relacionado con la titularidad de los terrenos. “La ley RENAVAP, que busca regularizar la situación dominial de estos barrios, es una herramienta clave para que las familias puedan acceder a la propiedad de la tierra. A veces, incluso si el terreno no está regularizado, la vivienda se construye de manera que puede ser trasladada en caso de desalojo”, añadió.

 

Aunque Techo no tiene sede permanente en Tierra del Fuego, Radnay nos recordó que la organización ha realizado intervenciones en la provincia. “En 2014, construimos allí, y aunque por ahora estamos enfocados en otras provincias, siempre estamos atentos a oportunidades para llevar nuestras soluciones a los barrios populares en Tierra del Fuego”, comentó.

 

Por último, Juan Pablo compartió su experiencia personal: “Tengo 26 años, y estoy trabajando en Techo desde junio. Mi pasión por la solidaridad y el trabajo en la comunidad me llevó a ser parte de esta organización que lucha por los derechos de las personas. Es un desafío constante, pero muy gratificante”, concluyó.