Se cumplen 50 años de la histórica fundación de la Base Marambio en la Antártida

La fundación de Base Marambio se completó el 29 de octubre de 1969 y coincide con la inauguración de la primera pista de aterrizaje de tierra en el continente antártico. Su puesta en marcha representó un “hecho histórico”, ya que a partir de ese momento inicia una nueva era en la historia de la Antártida.

Un hecho histórico para recordar” titula un artículo de la Fundación Marambio en el que se repasan detalles de la epopeya que permitió a nuestro país fundar la Base Marambio, un 29 de octubre de 1969.

Se trata de una “epopeya de gran trascendencia nacional, histórica y geopolítica protagonizada por argentinos, que viviendo en pequeñas carpas, en una zona extremadamente inhóspita, contando solo con picos, palas y trabajando con esfuerzo, garra y coraje, abrieron un surco de tierra en el desierto blanco para permitir operar aviones de gran porte con tren de aterrizaje convencional“.

Así fue como nuestros compatriotas, los integrantes de la Patrulla ‘Soberanía’, rompieron el aislamiento con el Continente Antártico. A partír de entonces, se abrieron rutas aéreas en sentido transpolar“, señala el artículo.

Y agrega: “Decir que el 29 de octubre se cumple un aniversario de la fundación de la Base Aérea Vicecomodoro Marambio de la Antártida Argentina, parece un hecho intranscendente y cotidiano, pero no es así. La fundación de la misma, que coincide con la inauguración de la primera pista de aterrizaje de tierra en el Continente Antártico, constituye un hecho histórico de gran relevancia, porque permitió romper el aislamiento con esa porción del mundo donde antes solo se podía llegar en verano por vía marítima cuando el estado de los hielos lo permitía”.

Antecedentes

La acción de la Fuerza Aérea en la zona se remonta al 1° de diciembre de 1951, cuando al mando del Vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio sobrevoló la bahía Margarita en el sector noroeste de la península antártica, con el avión Avro Lincoln Matrícula LV-ZEI (ex B-030), denominado “Cruz del Sud”.

En el año 1952, siendo el Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Tareas Antárticas (FATA), Marambio sobrevoló y estudió posibles lugares de aterrizaje en el sector antártico argentino.

“El broche de oro de estos bombarderos pesados en zonas antárticas, fue el vuelo efectuado el día 28 de octubre de 1965, por el avión Avro Lincoln, matrícula B-022, al mando del entonces Primer Teniente Jorge Francisco Martínez, que con motivo de la operación “Socorro”, realizó un importante raíd que totalizó casi 22 horas sin escala, en apoyo del avión Douglas C-47 matrícula TA-05, que cumplía la expedición al Polo Sur”, señala el artículo de Fundación Marambio.

El Vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio había nacido en Río Cuarto (Córdoba) el 21 de septiembre de 1918 y falleció en un trágico accidente aéreo en la localidad de Mugueta (Santa Fe) el día 12 de noviembre de 1953 y en su homenaje la isla Vicecomodoro Marambio lleva su nombre.

En la década del ’60, la Fuerza Aérea se empeñó en localizar una zona apta para habilitar una pista de aterrizaje destinada a la operación regular y continua de aeronaves de gran porte con tren de aterrizaje convencional, es decir con ruedas, sin utilizar los sistemas de esquies.

El día 25 de noviembre de 1968, un helicóptero Bell UH-1 matrícula H-12, de la Fuerza Aérea embarcado en el rompehielos General San Martín (Q4), tripulado por el Primer Teniente Enrique Pessana; el Teniente Ricardo Ciaschini y el Cabo Juan Carlos Ballesteros se posó sobre la meseta de la isla Vicecomodoro Marambio, llevando a bordo al Jefe del Grupo Aéreo de Tareas Antárticas(GATA), Vicecomodoro Mario Luis Olezza, al Teniente Julio Alberto Domínguez, al ayudante geólogo, mecánico de suelo Héctor Luis Ponte, quien junto al geoglaciólogo, Dr. René Edgar Dalinger, recogieron muestras de terreno, efectuaron mediciones y observaciones de la zona; desconcertándose al principio, para entusiasmarse después.

La isla Vicecomodoro Marambio en cartas antárticas antiguas es señalada con el nombre de Seymour, en honor a un marino inglés que frecuentó la zona a fines del siglo XIX, pero tomó su nombre actual a partir del año 1956.

Embarcados también en el rompehielos llegaba al Continente Antártico la dotación antártica de la Fuerza Aérea 1968/69 (Invernada 1969), que con posterioridad integró la Patrulla Soberanía, fundadora de la Base Aérea Vicecomodoro Marambio, quienes fueron destinados a la Estación Aeronaval Petrel y a la Base Aérea Teniente Matienzo, que se encontraba en emergencia cuya recuperación y abastecimiento ocupa un lugar destacado en la historia antártica.

En el mes de abril del año 1969 se efectuó un relevamiento aerofotográfico de la isla con un avión DHC-6 Twin Otter y reconocimiento desde un avión Hércules C-130, al igual que los efectuados desde el avión DHC-2 Beaver de la dotación de la Base Matienzo.

De los múltiples estudios realizados, se llegó a la conclusión que podría materializarse el proyecto sobre la meseta que corona la isla.

Operaciones preliminares

Los integrantes de la Patrulla, que después sobre el terreno se llamó “Soberanía”, acondicionaban sus picos, palas, barretas, carpas, equipos de comunicaciones, víveres y otros elementos no tan sofisticados como los que se llevaron a la Luna que fascinó a la humanidad y llegaron con coraje y sacrificio a un lugar inexplorado, donde plantaron un modesto mástil de cañas con la Bandera Argentina y comenzaron a vivir esta epopeya en los hielos.

Cuando se planificó la operación, se pensó cubrir la distancia por tierra entre la Base Aérea Teniente Matienzo y aquella isla, a través del mar congelado y de la Barrera de Larsen (actualmente aguas libres), pero la falta de consistencia de la capa helada en el canal que separa la isla del continente, paso obligado en el itinerario, presentaba la operación sumamente riesgosa; entonces se iniciaron los preparativos para realizar la operación por medio aéreo.

Se preparó para la expedición el pequeño avión monomotor DHC-2 “Beaver” matrícula P-03, el cual descansa en el Rincón Antártico del Museo Nacional de Aeronáutica; al que se le habían cargado algunas carpas, un modesto grupo electrógeno, herramientas, medicamentos, comestibles y otros elementos de supervivencia.

Todo estaba decidido y cuando las condiciones meteorológicas mejoraron, desde la Base Matienzo partió el avión “Beaver” con su equipamiento normal para las características del terreno, es decir con esquíes, el cual sobrevoló las inmediaciones de la isla en busca de un lugar apto sobre el mar congelado, que le permitiera anevizar.

Una y varias veces pasó sobre el lugar elegido, hasta que anevizó con un suave toque sobre la superficie helada del mar en la Bahía López de Bertodano, con la valiosa colaboración de otro avión Beaver de la Armada Argentina, quedando así abierta la posibilidad del nacimiento de Marambio.

Este fue solo el primer punto del arriesgado plan y no había tiempo para dilaciones; mientras un grupo comenzaba a subir a la meseta los pertrechos, el avión Beaver regresaba a Matienzo en busca de nuevos materiales y más personal, repitiendo esta operación varias veces, hasta quedar instalado el campamento.

‘La Patrulla Sobernía’

Al principio se constituyó la Patrulla Soberanía, instalándose, el Campamento “Alfa” al mando del Teniente Francisco Florencio Mensi, en la bahía, al pie de la meseta y sobre la misma el Campamento “Beta” al mando del Teniente Mario Víctor Licciardelo.

A partir de ese momento, comenzó una difícil rutina de trabajo cotidiano, viviendo en pequeñas carpas, convirtiendo el hielo y la nieve en agua para subsistir, comiendo conservas, aislados en la más completa soledad, luchando a brazo partido y de sol a sol (cuando el clima lo permitía), haciendo la tan soñada pista, aquella que no solo dejó una huella en la piedra y en los hielos, sino también ha dejado una huella de solidaridad y heroísmo en los corazones de los hombres que la forjaron.

Primer aterrizaje con ruedas en el Continente Antártico

La longitud de la pista crecia día a día y así fue como el 25 de setiembre de 1969 el avión Beaver DHC-2 matrícula P-03, procedente de la Base Matienzo, donde se le había instalado un sistema de tren de aterrizaje de esqui-rueda, a las 11:45 hora local se posó sobre la pista de tierra de Marambio, que en esos momentos tenía una extensión de 300 metros, convirtiéndose en el primer avión que aterrizó con ruedas en el Casquete Polar Antártico y lo piloteaba el entonces Teniente Oscar José Pose Ortíz de Rosas, con el Suboficial Principal Ramón Alberto Velázquez trasladando como pasajero al Jefe del Grupo Aéreo de Tareas Antárticas, Vicecomodoro Mario Luis Olezza.

Apoyo aéreo a la Patrulla

Mientras se continuaba con la agotadora tarea de despejar el terreno con medios precarios, el 9 de octubre de 1969 se recibió el auxilio desde el avión Hércules C-130, Matrícula TC-62 que efectuó el lanzamiento en paracaídas y en caída libre de 48 bultos conteniendo alimentos, medicamentos, explosivos, carretillas, barretas, picos, palas, carpas, vestuario y la tan deseada correspondencia, que dio más vigor y entusiasmo a los hombres de la Patrulla “Soberanía”.

Para prestar importante apoyo en las operaciones, el veterano avión bimotor Douglas C-47, matrícula TA-05, vuelve a cumplir una nueva proeza al cruzar al continente blanco, utilizando para esta misión en nieve, el sistema de esqui-ruedas, hasta el 27 de setiembre de 1969, que procedente de Matienzo aterriza en Marambio con ruedas, cuando la precaria pista en construcción sólo tenía 400 metros de longitud.

Lo comandaba uno de los héroes de las epopeyas antárticas, el Vicecomodoro Mario Luis Olezza, acompañado con la tripulación integrada por los entonces Mayor Roque Antonio Faulin, Teniente Carlos Alberto Zungri, Suboficial Mayor Juan Carlos Nasoni, Suboficial Principal Jorge Rubens Garavano, Suboficial Ayudante Juan Carlos Rivero y Suboficial Auxiliar Evaristo Carrizo y trasladaba al personal de apoyo Suboficial Principal Enrique Candela y Sargento Primero Rubén Makinistian.

El 14 de octubre de 1969 se incrementó el apoyo logístico, dando mayor empuje a la misión, con el traslado de elementos varios en el avión “Twin Otter” – Matrícula T-85, tripulado por los Capitanes Juan Ramón Cambiasso y Alfredo Abelardo Cano, 1er. Teniente Adrián José Speranza, Suboficial Ayudante Ernesto Antonio Vázquez, que utilizando el sistema de aterrizaje de esqui-rueda, volaron de Río Gallegos a Matienzo y de Matienzo a Marambio, donde aterrizaron con ruedas en la pista en construcción que ya tenía 700 m de longitud.

Se continuaron los trabajos en la pista y cuando la misma tenía una longitud de 900 m por 25 de ancho, con los últimos esfuerzos se la señalizó y se despejo también de piedras y rocas un sector de estacionamiento para varias aeronaves.

Así se llega al 29 de octubre de 1969, fecha de trascendencia nacional, histórica y geopolítica, porque a partir de entonces se inicia una nueva era en la historia de la Antártida , al romperse el aislamiento a que estaba sujeto por las características de su clima, su suelo y sus mares congelados.

En las primeras horas del día, decola de la Base Matienzo el legendario avión Douglas C-47, matrícula TA-05, utilizando esquíes y aterriza en Marambio, con sus ruedas, donde se le desarmó el sistema de esqui-ruedas y quedó con el tren de aterrizaje normal, emprendiendo su último viaje por el Continente Antártico , con destino a río Gallegos y luego a Buenos Aires, para incorporarse al Museo Nacional de Aeronáutica, donde descansa de sus hazañas en el Rincón Antártico.

El Vicecomodoro Mario Luis Olezza recibió la orden de permanecer en la isla, con el fin de participar en la ceremonia de fundación de la Base e inauguración de la pista y por tal motivo este vuelo de regreso lo comandó el Mayor Roque Antonio Faulin, integrándose a esta tripulación el Capitán Alfredo Abelardo Cano del avión Twin Otter, matrícula T-85 y como pasajero el Cabo Principal José Oscar Medina.

Fuente: Fundación Marambio.