(AUDIO) Da Fonseca: “No existen pruebas contra el cura”

El cura Cristian Vázquez es acusado de abuso.

El abogado Javier Da Fonseca, afirmó en diálogo con AIRE LIBRE FM que “no existen pruebas” que sostengan la acusación contra su defendido, el ex sacerdote Cristian Vázquez, denunciado por el presunto abuso de una menor en 2012. Afirmó que es “la palabra de uno contra la del otro” y que “con este sistema que es una picadora de carne, todos y particularmente los hombres, estamos en libertad condicional, porque nadie está exento de ser denunciado y llevado a juicio por un caso así”.

El doctor Francisco Ibarra también habló con este medio, quien es el abogado querellante, que representa a la familia de la víctima. Recordó que Vázquez cumplía funciones en la parroquia Virgen del Carmen y al momento de los hechos, la mejor tenía 12 años. La niña declaró que los abusos sufridos habrían sido de tocamientos en un primer momento, los que se extendieron en el tiempo hasta producirse un abuso con acceso carnal.

En 38 páginas el juez Daniel Césari Hernández, fundamentó el procesamiento Cristian Vázquez, por el presunto abuso de una joven menor de edad, cuando todavía ejercía como sacerdote en el año 2012. Sin embargo, para la defensa “no existen pruebas” de que los hechos denunciados cuatro años después sean reales.

Da Fonseca señaló que “acá hay una persona que dice haber sido víctima de abuso sexual y hay otra persona que lo niega, en el medio y alrededor de este caso, no hay pruebas, es la palabra de uno contra otros”.

En este sentido aseguró que “hay una serie de testigos que aporta la acusación, donde refieren que esta persona que se presenta como víctima les refirió el hecho, es decir que son testigos de oído, no hay ningún testigo directo, no hay pruebas médicas, no hay ADN ni rastros de ningún tipo, solamente el relato de quien se presenta como víctima”.

“¿Qué es lo que hace que un juez se incline por un  criterio en lugar de por el otro? ¿Por qué el juez le cree a quien se presenta como víctima y no al acusado? Sencillamente por la íntima convicción que tiene el juzgador de creerle a una de las personas, y esto en derecho procesal argentino es ilegal. Hay una regla de evaluación que es la sana crítica que requiere otro tipo de evaluación probatoria, y no es la que se hizo a lo largo de este proceso, sobretodo del último tiempo  donde interviene el nuevo juez recientemente designado”, aseveró Da Fonseca.

En este orden señaló que a su criterio como defensor “las reglas de la sana crítica o libre convicción no imperaron en este proceso, para mí y lo dije por escrito, el juez se apartó, Vázquez no puede ser declarado inocente porque yo le diga al juez, ´señor juez tengo la íntima convicción de que mi cliente es inocente´; tampoco puede procesarlo porque le cree al fiscal que le dice ´estoy convencido de que el sacerdote es culpable´, porque la convicción del juez no constituye prueba”.

“Lo que constituye prueba es lo que está arrimado en la causa, entonces el derecho que tiene mi defendido es ser juzgado en un pie de igualdad con la acusación, vale decir, la palabra de su acusadora vale tanto como la palabra de él. Si no hay forma de determinar quién tiene la razón el resultado lógico y natural es un sobreseimiento”, agregó.

Para el abogado la palabra de los testigos no alcanza como prueba para dictar el procesamiento. “Son testigos de oído, pueden ser diez, cuarenta personas o más que escucharon el relato y lo reproducen”.

Da Fonseca aclaró que “no digo que este caso sea así, no digo que mienta, lo que digo es que claramente los jueces y fiscales no pueden llevar adelante un proceso con pruebas insuficientes, no es suficiente a mi modo de ver en un estado de derecho democrático, llevar este tipo de procesos”.

Por otro lado sostuvo que “Argentina necesita una agencia Policial, con unidades especiales que investigue adecuadamente este tipo de casos. Justamente falta de estructura para mitigar este tipo de delitos, no hay formación de detectives, este déficit probatorio en la enorme mayoría de los casos es suplida por una enorme jurisprudencia harto peligrosa”.

Por último, manifestó que “la apelación se basa en que mi cliente tiene derecho a ser juzgado en un pie de igualdad con su acusador, su palabra no vale menos que su acusador, por tanto es la palabra de uno contra el otro, y no  es suficiente que un juez se conmueva por un relato para dictar un procesamiento”.



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