Los efectos de la actividad física en las personas con diabetes

Según manifiestan los profesionales de la Salud en la Provincia, hay miles de personas que tienen diabetes y la mitad no lo sabe. Por este motivo, el técnico superior Pablo Pereira Fresone y el profesor Fernán Navarro, señalaron en una nueva columna de ‘Deportes y Salud, desde el sur’, la importancia de consultar a los profesionales y qué efectos tiene el ejercicio físico ante esta enfermedad.

Es realmente alarmante las cifras que son de público conocimiento a nivel mundial y nacional, con respecto a la obesidad, sobrepeso, diabetes y demás enfermedades metabólicas no transmisibles. Simplemente, se pretende generar un cambio paulatino en nuestra sociedad, en cuanto a hábitos alimenticios y principalmente relacionados al movimiento.

“Nuestra única intención es brindar información procesada y digerida, para que el común de la gente pueda entender la problemática de salud por falta de ejercicio físico que va en deterioro de la calidad de vida”, manifestaron los especialistas en actividad física.

La Diabetes tipo I

Se caracteriza por un cuadro de hiperglucemia (elevada concentración de glucosa en sangre), generado debido a la disfunción pancreática en la generación de insulina. Dicho de otra manera, el páncreas no produce la insulina o en unas muy bajas cantidades, por ende, no cumple la función de ingresar la glucosa a la célula. Al presentarse un déficit en sangre de dicha hormona, colapsan los reservorios de glucosa y glucógeno (este último, compuesto químico de mayor tamaño al de la glucosa). Dichos reservorios son: el hígado y las fibras musculares principalmente. Es por ello, que el músculo esquelético se vuelve incapaz de captar la glucosa en sangre, generando una acumulación excesiva.

Se le llama comúnmente insulino-dependiente, debido a que las personas que sufren esta patología generalmente deben suministrarse insulina inyectable para normalizar los cuadros de hiperglucemia.

La Diabetes tipo II

Es la más común, denominados también como: insulino-resistente (IR). Pero, ¿por qué se le llama de esta manera? Es definida como la disfunción de la insulina para ejercer sus acciones biológicas sobre los órganos diana o receptores, como son el músculo esquelético, el hígado o el tejido adiposo.

Causas

Generalmente, la DM tipo 2 se desarrolla con el envejecimiento, sin embargo, la obesidad representa el factor de riesgo más importante para el desarrollo de la patología, atribuyéndose un rol fundamental al tejido adiposo abdominal (Klein et al., 2007).

En particular, los receptores de insulina ubicados en las células musculares se encuentran parcial o completamente inhibidos, y en consecuencia no permiten que la insulina cumpla su rol, siendo trasladada y acumulada la glucosa a otros órganos como el hígado, generando con el correr del tiempo, entre otras complicaciones, esteatosis hepática. Cuando las vías de reserva y almacenamiento se van colapsando, entra en juego el tejido adiposo, como gran receptor de excesos de glucosa en sangre, generando entre cosas, lipotoxicidad. 

Esta excesiva acumulación con el tiempo, puede trasladarse a otros órganos y producir también, una esteatosis renal y/o coronaria.

¿Qué es la esteatosis? Una acumulación anormal de triglicéridos en el citoplasma de las células de determinado órgano.

¿Qué son los receptores de insulina y que funciones cumplen en el musculo? Son glucoproteínas que se encuentran en el interior de la célula, y se unen a la insulina (desde el torrente sanguíneo, debido a que esta no es capaz de ingresar al interior de la célula) para hacer nexo con los transportadores de glucosa (GLUT4) principalmente presentes en las células musculares, ya que son la que mayores concentraciones presentan (existen también GLUT en otros órganos como el hígado y tejido adiposo); y en consecuencia generar energía a través de la utilización de la glucosa.

En resumen, la hiperglucemia y por ende las altas concentraciones de insulina constantes, deterioran el funcionamiento de la insulina y de los receptores de la misma. La Diabetes II es producto y consecuencia de este proceso.

Datos

  • El número de personas con diabetes aumentó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014.
  • La prevalencia mundial de la diabetes en adultos (mayores de 18 años) ha aumentado del 4,7% en 1980 al 8,5% en 2014.
  • Entre 2000 y 2016, se ha registrado un incremento del 5% en la mortalidad prematura por diabetes.
  • La prevalencia de la diabetes ha aumentado con mayor rapidez en los países de ingresos bajos y medianos que en los países de ingresos altos.
  • La diabetes es una importante causa de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, episodios cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores.
  • Se estima que en 2016 la diabetes fue la causa directa de 1,6 millones de muertes. Otros 2,2 millones de muertes eran atribuibles a la hiperglucemia en 2012.
  • Casi la mitad de todas las muertes atribuibles a la hiperglucemia tienen lugar antes de los 70 años de edad. La OMS estima que la diabetes fue la séptima causa principal de mortalidad en 2016.

Efectos del ejercicio físico en la Diabetes

En individuos con DM, y en particular los de tipo II, el ejercicio físico mejora el control de la glucemia (glucosa en sangre) y reduce el riesgo de comorbilidades que incluyen hiperlipidemia, hiperglucemia, hipertensión y cardiopatía isquémica. (Butragueño, 2019.)

Una vez más, el desarrollo de la fuerza y aumento de la masa muscular (en menor medida), cumple funciones críticas para el correcto funcionamiento del metabolismo de los azucares, lípidos y proteínas.

Para que tomemos dimensión, en estado de reposo un individuo sin la patología, del 100% de la glucosa sanguínea, alrededor del 80% es captada por los músculos, lo que pone evidencia el papel fundamental que cumple el tejido muscular.

Un dato no menor en los pacientes con DM II, es que la síntesis (formación/creación) de glucógeno muscular (formación a partir de varias células de glucosa), se ve aproximadamente un 57% reducida, dejando en evidencia a donde irán a parar esos excedentes de glucosa (tejido adiposo, entre otros) y por ende una menor eficiencia funcional del tejido muscular ante esfuerzos físicos.

[“Morino encontró que los descendientes de individuos con DBT2 portadores de RI muestran un 60% menos de captación de glucosa muscular mediada por la insulina y también una densidad mitocondrial un 38% más baja que los controles sanos” (Morino K, et al. Reduced mitochondrial density and increased IRS-1 serine phosphorylation in muscle of insulin-resistant offspring of type 2 diabetic parents. The Journal of Clinical Investigation. 2005).]

Además, el desarrollo y aumento de la fuerza aumentará las concentraciones de GLUT4 y mejorará la sensibilidad en los receptores de insulina en un %40 aproximadamente en 4 meses. (Ibáñez J, et al. Twice-weekly progressive resistance training decreases abdominal fat and improves insulin sensitivity in older men with type 2 diabetes. Diabetes Care.2005). Por otra parte, el músculo podrá regular la glucemia, utilizará inclusive en estado de reposo los sustratos de manera eficiente y en mayor cantidad.

Con respecto a el entrenamiento de la resistencia (endurance), diversos estudios han demostrado la efectividad del ejercicio aeróbico submáximo en la reducción de las concentraciones de glucosa entre las 2 y 48 horas post ejercicio, y la mejora de la sensibilidad a la insulina hasta 72 horas después del ejercicio.

Esto último, solo lo recomendamos en pacientes con una considerable experiencia en el entrenamiento, y, por ende, con adaptaciones musculares y metabólicas propias de un entrenamiento sistemático y prolongado. Como hemos mencionado anteriormente, si se presentan altos grados de sedentarismo (sarcopenia = pérdida de masa y fuerza muscular), las vías metabólicas por las que transitan los azucares, se encuentran deficientes o inhibidas, por ende, el sustrato nunca llegará a origen, que es el interior de la célula, donde será procesado para obtener energía.

El Licenciado Mario Di Santo, referente en ejercicio físico adaptado de la provincia de Córdoba y reconocido a nivel nacional y mundial por sus múltiples investigaciones y destacadas presentaciones en diversos congresos, nos facilita las contraindicaciones respecto al EF en personas con DM tipo 2, referenciando que dichos individuos deberían evitar los deportes en los cuales las catecolaminas tengan una descarga brusca sobre el torrente sanguíneo, ya que las mismas elevan las concentraciones de glucosa y es sabido que los diabéticos sufren dificultades en la regulación de la misma. La recomendación se adapta sobre todo a personas adultas no deportistas, debido a que las personas deportistas jóvenes diabéticas podrían desarrollar cualquier práctica deportiva, siempre y cuando su cuadro esté médicamente controlado periódicamente.